Recursos hídricos en América Latina. Las aguas bajan turbias
Recursos Estratégicos
Entrevista al Dr. en Ciencia Política Emilio Taddei
Ernesto Dufour [ED], docente
investigador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” en el marco del lanzamiento del Portal Web “Geopolítica de los recursos estratégicos" entrevistó a Emilio Taddei [ET] sobre recursos hídricos en Argentina.
Taddei es Dr. en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de
París, es docente e investigador de numerosas instituciones, entre ellas
nuestra Universidad, en la carrera Ciencia Política y Gobierno. Investigador
del CONICET, integra el grupo de investigación GEAL- Grupo de Estudios sobre
América Latina y el Caribe de la UBA, autor de numerosos libros y artículos,
entre ellos un trabajo reciente sobre la racionalidad neoliberal en la
apropiación del agua.
ET: Hay un fuerte debate respecto
de esta cuestión que vos planteas, creo que es necesario para responder a tu
inquietud hacer una breve referencia al respecto de cuál es el tratamiento que
este bien ha tenido en el contexto de la difusión del proceso de
neoliberalización a escala mundial, evidentemente ese proceso del
neoliberalización capitalista tiene entre muchos de sus rasgos -pero como un
rasgo distintivo- la creciente mercantilización del conjunto de las esferas de
la existencia humana. Es decir, el conjunto de las esferas de la vida social y
de la naturaleza, de lo que comúnmente llamamos naturaleza para referirnos a el
ambiente en el que se desarrolla la vida humana y lo humano, en este contexto
de creciente mercantilización, que es un signo distintivo la fase neoliberal y
el capitalismo, el agua, los bienes hídricos, han sido objeto desde temprano -yo
diría que desde la década de los 70 cuando se abre el ciclo neoliberal- de
múltiples y constantes tentativas de mercantilización, es decir, la
valorización en términos capitalistas de este bien. Sin embargo el proceso de
valorización del agua presenta características singulares, respecto a los
procesos de valorización de otros bienes naturales, por ejemplo el oro, o
algunos otros minerales, la madera, etcétera ¿por qué? Porque tiene ciertos
elementos particulares y característicos, porque a diferencia de otros bienes
naturales (yo prefiero utilizar el término bienes para diferenciar un poco la
idea de recursos, que viene de la tradición de la economía neoclásica), el agua
tiene la particularidad que es un bien natural fluido, es decir no está fijado.
Esto dificulta este proceso de valorización mercantil del agua, porque el agua
fluye. El proceso de valorización de cualquier bien material supone un proceso
de fijación, de limitación territorial de ese bien, esta característica
singular de un bien muy singular, porque a diferencia de otros bienes naturales
el agua es un bien que tiene otra característica distintiva, y es que es vital,
es decir sin agua no hay vida. Entonces esta dificultad de fijar un fluido hace
que las estrategias desplegadas para su mercantilización sean muy complejas, en
este sentido me parece importante entender la dimensión profundamente política
de la paradoja capitalista respecto al agua ¿a qué me refiero? al hecho que el
carácter fluido y vital de este bien hace que la potencial mercantilización
dependa más de configuraciones espacio-temporales, e históricas, es decir, de
relaciones de fuerzas sociopolíticas que de un cálculo económico abstracto. La
commodificación del agua, su transformación en un commodity, es sobre todo y
ante todo, desde mi perspectiva, un trabajo de interpelación e intervención
sobre la sociedad que permita justamente crear las condiciones que hagan
posible la racionalización del agua en términos capitalistas. A partir de esta
premisa, desde mediados o fines de la década del 70, ha habido un permanente
trabajo tendiente a producir esta interpelación, es decir, crear discusiones discursivas
y extradiscursivas que permitan legitimar la mercantilización de ese bien. En
la década de los noventa se va a condensar una parte de esta estrategia con la
difusión de lo que se llama la gestión integrada de los recursos hídricos, que
es una construcción político discursiva, que de alguna forma sirvió de paraguas
a las estrategias neoliberales de la mercantilización del agua. Es interesante
subrayar que la construcción de la gestión integrada de los recursos hídricos
supuso el reconocimiento por primera vez del valor económico del agua, cuestión
que se planteó en la conferencia Internacional del agua que tuvo lugar en Dublín,
en Irlanda en 1992, donde en la declaración final por primera vez se reconoce y
se inscribe el valor económico del agua. A partir de ese momento, la
conferencia de Dublín constituye un mojón, y el proceso de neoliberalización
hídrica se van a desplegar en una serie de estrategias. Para resumirlo, diría
que no es casualidad que en forma paralela al reconocimiento del valor
económico del agua, por ejemplo en América Latina y en el contexto de la ola
privatizadora neoliberal la década de los 90, la mayor parte de las empresas de
la distribución del agua van a ser privatizadas. De todas formas la
privatización de las empresas de distribución del agua no supone la
privatización del bien, la asignación de derecho de propiedad privada sobre el
agua.
También hay otro momento importante a nivel mundial,
que es ley de aguas que la dictadura chilena aprobó al inicio de la dictadura
de Pinochet, e intentó modificar el régimen de propiedad sobre el agua.
Bajo el marco de los principios guía de la gestión
integral de los recursos hídricos, en el cambio de siglo y luego del fenomenal
fracaso de las privatizaciones que quedó de manifiesto en América Latina, y que
generaron importantes movimientos de protesta, esa estrategia de
mercantilización hídrica se fue diversificando y complejizando y en paralelo
también con la visibilidad que va a cobrar la cuestión de la crisis climática.
Surgen impulsados por el Banco Mundial distintos programas, también por un
programa de las Naciones Unidas que se llama: Naciones Unidas Agua, pero
fuertemente promovido por el Consejo Mundial del Agua (que es una de las
instituciones más visibles y poderosas de la gestión del agua por parte de las
grandes corporaciones) surge el concepto de inseguridad hídrica, que empieza a
cobrar una visibilidad importante en el tratamiento de los recursos hídricos a
nivel mundial. La idea de inseguridad
hídrica en su formulación dominante tiene como núcleo la cuestión de la escasez
de los recursos hídricos, yo creo que evidentemente ha habido un proceso de “agotamiento”
entre comillas de los recursos hídricos, pero ese agotamiento está vinculado a
una sobreexplotación con las demandas de un patrón de consumo capitalista, es
una versión profundamente despolitizante de la cuestión del agua, porque en
realidad la idea de escasez hídrica en su formulación dominante tiende a
invisibilizar el hecho de que el uso de la mayor parte de los bienes hídricos
de agua dulce corresponde a las grandes corporaciones agroalimentarias y qué
están ligados a la difusión un modelo
agroindustrial de neoliberalismo qué tiene por premisa no garantizar la
soberanía alimentaria de los pueblos, sino que tiene por premisa la
valorización financiera de los alimentos. En este sentido es necesario interpelar
críticamente la visión dominante de la escasez hídrica porque si hay un recurso
o un bien a nivel mundial que no es escaso es el agua, porque la producción y
reproducción del agua depende de un ciclo hidrosocial, donde obviamente entran
en juego dimensiones físicas, también entran en juego prácticas sociales que
son las que en general se tiende a invisibilizar, per se el agua no es un
recurso escaso, en todo caso la escasez del agua tiene que ver con la expansión
de un modelo de desarrollo, que es el modelo de desarrollo neoliberal que hace
de la sobreexplotación del agua a manos de las grandes corporaciones un
problema central en la reproducción de la vida a escala planetaria, y esto
aparece hoy más que nunca visible con el tema de la pandemia. O sea, esta relación entre agua, vida y
neoliberalismo está hoy absolutamente presente, en el tema de la pandemia,
porque una de las formas de resguardar la vida en el contexto de la
pandemia de la covid-19 es el acceso al agua para lavarse las manos, para
higienizarse y hoy por hoy en este contexto y sobre todo en países como Nuestra
América o en países africanos, aparece claramente este proceso de acaparamiento
y de concentración de la gestión de los bienes hídricos por parte de las
grandes empresas transnacionales. Y en
América Latina y en particular en Argentina la cuestión es crucial y va a
tender a agudizarse por la prevalencia de un modelo de desarrollo fundado y que
tiene como eje articulador el modelo de desarrollo agroexportador, modelo que
obviamente está controlado por un grupo muy pequeño de corporaciones
transnacionales y de capitales nacionales, funda su reproducción en un uso
absolutamente intensivo de los bienes hídricos, por eso es que la problemática
del agua empieza a tener una visibilidad y una centralidad en la conflictividad
social, no solamente en Argentina sino en el conjunto de América Latina.
ED: Muy interesante está reflexión porque saca al bien hídrico de la esfera estrictamente ambiental, estrictamente ligada a lo físico natural, y la inserta en el entramado de relaciones de poder y los condicionamientos socioterritoriales y geopolíticos, la gestión y apropiación de un recurso. Y muy interesante la referencia a la necesidad por las características intrínsecas del agua como entidad fluida, la importancia del discursos, sobre todo los discursos de la escasez promovidos por los organismos multilaterales de créditos y ONGs internacionales. ¿Cuál es desde la lógica o desde la perspectiva del neoliberalismo, la importancia de legitimar la idea de escasez?
ET: Hay dos cuestiones que me
parecen centrales, que están vinculadas entre sí. La primera tiene que ver con
el hecho de que la idea hegemónica de escasez hídrica, al igual que la
racionalidad neoliberal en otros campos responsabiliza individualmente a los
sujetos por la preservación del bien. Hay todo un andamiaje discursivo
construido y muy consolidado en las últimas dos décadas, que tiende a hacer de
la escasez hídrica un problema de responsabilidad individual, en torno a esto
se configuran las prácticas, los discursos, las políticas públicas tendientes a
que la gente ahorre agua en su casa, sin embargo el porcentaje que representa
el uso doméstico del agua sobre el volumen total del uso del agua dulce a nivel
mundial es ínfimo, es entre el 7 y el 10%. El
70% del uso del agua dulce corresponde a la agroindustria y otros tipos de
Industria que han sido objeto de un proceso de concentración de capitales
fenomenales, con lo cual el mayor consumo de agua dulce a nivel mundial, (ni
hablar en América Latina), está en manos de grandes corporaciones, sin embargo
el discurso dominante de la escasez hídrica es un discurso qué tiende a
responsabilizar individualmente sujetos del derroche del agua. Dicho esto es
interesante ver cómo este dispositivo discursivo tiene una conclusión extra
discursiva material, porque ese discurso es el que permite legitimar una de las
iniciativas más recientes, que es el empleo de tarjetas racionalizadas para el
acceso al agua, prácticas que están presentes, sea por ejemplo con el consumo
de la energía eléctrica en nuestro país, donde las empresas regulan el consumo,
el acceso al agua, a la electricidad y a otros servicios públicos con la venta
de tarjetas, constituye un negocio fenomenal, porque no solamente constituye un
adelanto de dinero por un consumo no realizado, sino que esas tarjetas son
mecanismos para burlar las regulaciones estatales respecto al precio de los
servicios, porque cuando uno accede el consumo del servicio en esas tarjetas
termina pagando una tarifa más cara. Señalo esto para ver la relación de un
discurso como el de la escasez hídrica, y como esto repercute después en la
legitimación de prácticas mercantilizadoras del bien.
ED: Muy interesante, por un lado
vemos el aumento de la demanda mundial por el agua que crece mucho más que la
dinámica demográfica, entonces los desequilibrios hídricos y la falta de acceso
al agua segura por muchos sectores sociales debe encontrarse no en términos de
volúmenes absolutos, sino los modos de apropiación ¿Quiénes y para que se
apropian el agua? Por otro lado el agua es un flujo, pero al mismo tiempo es un
flujo que se cristaliza, porque el agua no está solo presente en los ríos y
mares, en el consumo doméstico de nuestras casas sino que se cristaliza la
producción de bienes y servicios, es decir, hay un uso intensivo en la
utilización de agua para la producción de mercancías.
¿Cómo es la situación de la apropiación del agua y de
la desigualdad de países y sectores y de grupos sociales en el acceso al agua en
Argentina? ¿El marco normativo actual de la Argentina preserva la condición de
derecho humano inalienable? ¿O existen resquicios, existen modalidades por
parte de estos grupos transnacionales para burlar el marco normativo y
transformarlo en mercancía?
ET: Yo creo que la situación se
ha ido agravando seriamente ¿Cuáles son algunos de los hechos referenciales de
este proceso de mercantilización del agua en la Argentina? El primer hecho
emblemático es la privatización de las empresas públicas de distribución del
agua en la Argentina, también en el marco de las resistencias contra el
neoliberalismo, eso de alguna forma fue cuestionado y dio lugar al proceso de
renacionalización de AYSA, que es compleja, porque AYSA es un caso emblemático
de una empresa cuyo esquema de propiedad fue modificado en el gobierno de
Néstor Kirchner, pero por otro lado continúa siendo una sociedad anónima sujeta
a toda una serie de condicionamientos por parte del mercado, que no ha
permitido erradicar totalmente esta racionalidad neoliberal en la gestión del
agua, sobre todo en lo que hace al tema de las tarifas. De todas formas fue muy
importante esta modificación que se produjo en la primera década del Siglo
XXI en relación a AYSA, pero
paralelamente a esto -y esto es una paradoja del ciclo político progresista en
la Argentina y también en otros países-, la consolidación del modelo del agronegocio
conlleva un proceso de acaparamiento fenomenal de los bienes hídricos, porque
es altamente intensivo en el consumo de agua, encima es un modelo que tiene
como norte la exportación de alimentos, no el desarrollo del mercado interno,
ni la garantía de la soberanía alimentaria de nuestro pueblo, esto inclusive es
parte de estas estrategias discursivas y extra discursivas del neoliberalismo.
De hecho en la época de los 90 empezó a difundirse el concepto de lo que se
llama el agua virtual, que es un concepto que remite a el agua incorporada en
los bienes que cada uno de los países exportan, esto acompaña este proceso de
mercantilización de los bienes hídricos y en ese sentido Argentina es una
enorme exportadora de agua, porque el
modelo de desarrollo económico en la Argentina reposa esencialmente en la
exportación de comodities, y todos esos comodities que nosotros producimos son
altamente intensivos en el consumo del agua, ya sean los commodities
agroindustriales o los commodities minerales y ahora por ejemplo, la extracción
de petróleo y de gas no convencional, que supone en Vaca Muerta una utilización
fenomenal de recursos hídricos para poder extraer el petróleo y el gas, esta
es una de las paradojas de lo que podríamos llamar la experiencia
neodesarrollista en la Argentina, que promueve un modelo de desarrollo que
entre otras cuestiones hay un uso intensivo absolutamente de los bienes
hídricos y por lo tanto un acaparamiento por parte de las empresas de esos
sectores que controlan el proceso de apropiación privada y mercantilización del
agua. Tiene múltiples facetas y hay una de la cual me gustaría referirme porque
tiene una enorme actualidad y que refiere al tema de los ríos, porque una de las prácticas que también se ha
expandido a nivel internacional es lo que se llama el water graving, es decir
el robo de agua dulce por parte de empresas de los países centrales, que mandan
buques a las grandes vías navegables del mundo pero en particular del Tercer Mundo
a cargar agua en barcos reservorios, ese agua después se saca y se vende, se
comercializa. El caso del Río Paraná es un caso emblemático porque justamente
producto de las políticas neoliberales de desregulación y la invención de esto
que ahora se llama hidrovía Paraná, ha habido denuncias de robo de agua dulce, no
hay ninguna capacidad regulatoria, ningún control por parte del Estado
argentino respecto de esta práctica, lo mismo que sucede con la pesca en el
Océano Atlántico, aunque lo de la pesca ha tenido mayor visibilidad, pero
lo del tema del robo de agua no tiene visibilidad y sin embargo es una práctica
corriente. Entonces el tema del fin de la concesión de la hidrovía no solamente
guarda importancia en relación a la capacidad del estado de reapropiarse de los
mecanismos de control de una parte de las rentas agroexportadoras, sino que
también remite a la necesidad de poner un freno de pillaje de los bienes
hídricos. Para resumir tu pregunta la
situación en la Argentina acompaña un poco la situación latinoamericana y tiene
que ver con la consolidación del modelo de desarrollo extractivista exportador,
en general en todas las ramas más importantes de las prácticas extractivistas
es altamente dependiente de la sobreexplotación de los recursos hídricos.
Vea la entrevista completa aquí
ED: Es notable lo que estás
contando porque si uno analiza los indicadores de disponibilidad per cápita en
América Latina respecto de los países desarrollados, fundamentalmente Europa,
hay una fenomenal disponibilidad medida por habitante en nuestro continente, a
diferencia de aquellos países que hacen ese uso intensivo dentro de la lógica
mercantil capitalista del agua, los argentinos y latinoamericanos no somos
conscientes de los enormes bienes hídricos que disponemos, lo damos como un
dado de la naturaleza, sin percibir la voracidad en disputa que existen sobre
esos mismos bienes nuestroamericanos por parte de otras latitudes. Hiciste
referencia a la mal llamada hidrovía de la Cuenca del plata y pensé inmediatamente
en el acuífero Guaraní ¿Cómo es actualmente, si tenés alguna referencia que nos
puedas compartir, el modo de gestión o de gobernanza? ¿Los términos
introducidos en la lógica discursiva del consenso de Washington respecto de la
gestión ambiental del acuífero?
ET: en primer lugar señalar la
importancia que tiene el acuífero Guaraní a nivel mundial como reservorio de
agua dulce, es la tercer reserva mundial de agua dulce y es un territorio que
está compartido por tres países, que son Argentina Brasil y Paraguay, señalo
esto para entender el interés estratégico que tienen los capitales
transnacionales en el acceso en el acuífero Guaraní, las aguas del acuífero Guaraní hacen de este territorio un territorio
estratégico para la biodiversidad latinoamericana y que está situada en el
corazón de la Cuenca del Plata, hay que pensar que de alguna forma alberga las
cuencas del Río Paraguay del Río Uruguay del Río Pilcomayo y del Río Bermejo
entre otros. En 2003 y en el contexto de una fuerte presión internacional y
estadounidense los países del Mercosur acordaron la financiación de un proyecto
para realizar un relevamiento del acuífero, este relevamiento quedó en manos de
la OEA y del Banco Mundial, dos instituciones de las que no hace falta resaltar
mucho el papel siniestro en relación a los procesos de integración en nuestra
América. Este proceso de relevamiento se llama proyecto Acuífero Guaraní y
tiene por objetivo la intención de poner a punto un plan de gestión del sistema
del acuífero Guaraní, el problema es que en ese acuerdo hay una utilización del
término soberanía que es complejo, porque es una concepción transfronteriza que
termina limitando la capacidad de los estados nacionales de controlar ese
proyecto y justamente bajo esta lógica el Banco Mundial y la OEA preparan un
rediseño jurídico para permitir una administración del sistema del acuífero Guaraní
con la participación de los organismos internacionales. Esto es un problema muy serio porque es parte
de ese proceso de "internacionalización" capitalista de los bienes
hídricos, a esto hay que sumarle otra
cuestión que es todavía más terrible, que es la devastación vía incendios de
los humedales del acuífero, tengamos presente que toda esa cuenca y todo el
ecosistema que alberga esa cuenca, está siendo incendiado desde prácticamente
un año y medio o dos años, esa franja ignífuga va desde el sur del Mato Grosso
en Brasil hasta el Delta del Tigre, con esto no estoy diciendo que son los
estados provinciales o el estado nacional en Argentina el que está incendiando,
es evidente que quienes están prendiendo
fuego a los humedales son intereses o capitales privados que intentan avanzar
sobre esos territorios, con el fin de desarrollo de agricultura, desarrollo
inmobiliario, etcétera. Lo menciono porque las consecuencias de esos
incendios inciden directamente en los equilibrios ecológicos de los humedales y
afectan el ciclo hidrosocial de los humedales. Fíjate que cada vez hay más
bajas del Río Paraná, esto hay que entenderlo en el contexto de esta enorme
agresión que están sufriendo los ecosistemas de la Cuenca del Plata con los
incendios de los humedales.
Paisajes del Acuífero Guaraní
ED: Amerita una reflexión, cómo
esos procesos que se desarrollan todos en las zonas de carga del acuífero
impactan vía sedimentación, lo cual afecta el caudal de los ríos, etcétera. Podríamos
agregar también el uso intensivo del glifosato, que eso se sedimenta en las
zonas de carga del acuífero y la reflexión sobre cómo los organismos
internacionales, con sus lógicas e instrumentos, en reemplazo de los estados
nacionales aprovechan la brecha del carácter transfronterizo de la Cuenca del
acuífero para meter su cola. Qué notable, porque so pretexto a los estados por su
lógica de estadocéntricas, estatalista de patria chica, se les dificulta esa
gestión, y ese es el fundamento para la intervención de los organismos
internacionales. Pensaba cuán potencialmente fecundo sería para el eventual
relanzamiento de los procesos de integración, un giro territorialista, un giro
que incorpore la gestión, la apropiación mancomunada de los bienes que
compartimos.
¿Cómo es la situación del acceso al agua segura en los
barrios de la Argentina? ¿Cómo es el conflicto urbano por el acceso al agua en
los barrios populares? ¿Ya existe en Argentina el uso de las tarjetas de uso
medido que hiciste mención?
ET: En relación al tema del
acceso al agua y el acceso al saneamiento del agua, ahí hay una cuestión a
señalar y que es muy evidente, el período 2004-2005 a 2015, que corresponde al
ciclo kirchnerista en la Argentina, estuvo marcado por una enorme, intensa y
regular actividad en la expansión del sistema de saneamiento de agua en los
barrios populares, así como señale algunos formulamientos críticos, esto es
necesario remarcarlo y señalarlo, porque es la materialización de la expansión
de un derecho que tuvo lugar en ese período, estuvo ligado a la concepción de
una política económica que tenía en la expansión de la obra pública el eje de
una mayor dinamización del mercado interno, este es un dato inapelable. Esto
combinado con una política tarifaria donde el estado tuvo mayor intervención en
el control de las tarifas públicas, hace que sin lugar a dudas las políticas de
infraestructura y de saneamiento de agua potable durante los tres gobiernos
kirchneristas tuvieran una expansión. El contraste con la trágica experiencia
del período macrista es notable, porque no solamente hubo una paralización de todas
las obras, particularmente en el conurbano y en el conurbano sur de Buenos
Aires, sino que al mismo tiempo producto de la especulación inmobiliaria, hubo
un proceso de concentración del consumo de agua urbana en beneficio de los
ricos, de los poderosos que controlan y comercializan en suelo urbano, en los
countries, en los barrios cerrados. El contraste es enorme, esto quedó en
evidencia con la difusión de la pandemia, porque vino a poner de manifiesto
este retroceso que vivimos durante la gestión del gobierno de Juntos por el Cambio;
la situación es crítica, hoy un caso emblemático es el de la ciudad de Buenos
Aires donde en las villas y asentamientos murió gente por falta del acceso al
agua potable, porque se contagió covid. Hoy en el difícil contexto que
atravesamos hay una voluntad política de retomar el tema de la ampliación de la
red de saneamiento y de acceso al agua potable, pero vuelvo a reiterar, si esa
política que podríamos identificar como welfarista, y está muy bien, si no es
complementada con políticas públicas que permitan retomar el control estatal y
comunitario de nuestros bienes hídricos tiene patas cortas, porque vos podés
tener la red de saneamiento, pero si el agua que circula ahí es poca, o está
contaminada con glifosato, con Mercurio y con todos los insumos que utilizan
las grandes empresas exportadoras, va a servir de poco, porque la gente se va a
seguir enfermando, se va a seguir contaminando. Me parece que acá hay una cuestión que es central, que es la necesidad de promover la reapropiación
comunitaria de los usos hídricos y esto necesariamente supone abrir el debate
sobre el modelo de desarrollo vigente, porque una práctica democrática y
comunitaria sobre la gestión del agua va a poner en evidencia esta
sobreutilización de los recursos o de los bienes hídricos por parte de los
grandes capitales y esto se vincula con la discusión sobre el modelo
agroexportador, que a su vez se vincula con el problema del modelo económico y
la disponibilidad de divisas como uno de los talones de Aquiles del modelo de
desarrollo económico y social en la Argentina. Lo que sí creo que es positivo, es que esta situación de crisis que se
ha venido visibilizando cada vez más en relación a los bienes hídricos, también
generado en el marco de las mejores tradiciones de los sectores populares en la
Argentina, procesos de lucha y de resistencia, como por ejemplo las asambleas
en defensa de los humedales, en la resistencia anti minera en Chubut, en las
coordinadoras en defensa del agua potable en el conurbano sur, etcétera. Entonces
creo que si bien la situación es crítica, y va a tender a agravarse sino
empiezan a discutirse estas cuestiones, discusiones que aparecen en el marco de
los procesos de resistencia social contra lo que podemos referir en términos
generales contra los procesos de mercantilización del agua en la Argentina,
esto creo que es un hecho auspicioso, no quiero ser tan pesimista, hay una gran
capacidad de conciencia ambiental en términos populares en la Argentina que
viene emergiendo ya desde hace una década, o una década y media y se ve
reforzada. Me parece que los desafíos que plantea la pandemia de alguna forma
actualizan estos debates y estas resistencias.
ED: Muy interesante esta
reflexión última sobre la importancia de la conciencia ambiental y que está
inserta en nuestras tradiciones populares, con intensidad en estos últimos años,
pero también podemos remontarnos por ejemplo a las reflexiones de Juan Domingo Perón con
respecto a la importancia ecológica a principios de los años 70 o incluso antes.
Elsa Bruzzone, especialista en el tema, habla de las
Guerras por el agua ¿Cuál es el rol de los recursos hídricos en la actual
disputa por la hegemonía del comando mundial del orden globalizado entre China
y Estados Unidos? ¿Puede haber guerras por el agua?
ET: Es un tema polémico, porque
en un momento, sobre todo hacia fines de la década de los 90, primera década
del siglo XXI, hubo una producción muy grande de estudios y de literatura en
torno al tema de las Guerras por el agua y es evidente que la centralidad que
tienen los bienes hídricos es un componente decisivo en las tensiones geopolíticas
y en el proceso de reacomodamiento de la geopolítica mundial. De hecho hay
conflictos importantes que inclusive se remontan a periodos históricos
anteriores a la difusión del neoliberalismo, como es por ejemplo el conflicto
entre la India y Pakistán por el Río Ganges, pero ese conflicto tiene que ver
con la división poscolonial esos territorios. Yo creo que por lo menos en los últimos años enfrentamientos bélicos
por el agua no ha habido, sí una creciente incidencia de esta temática en las
relaciones diplomáticas, en las relaciones comerciales, pongo un ejemplo: uno
de los conflictos más resonantes últimamente entre dos estados por el tema de
los bienes hídricos ha sido el conflicto entre los Estados Unidos,
particularmente el estado de California y México, porque bajo el gobierno
de Peña Nieto México tomó un crédito de Estados Unidos en el cual se
comprometía a reembolsar una parte de ese crédito con la exportación de agua. Cuando
asume López Obrador se vencían los plazos establecidos por ese convenio y López
Obrador tomó la decisión de que había que cumplirlos y eso supuso que muchos
estados mexicanos tenían que exportar agua, muchos de los gobernadores se
negaron, se generó toda una tensión, pero eso no derivó en un conflicto armado,
yo personalmente no creo que las guerras, o los enfrentamientos armados sean
abiertamente por los recursos hídricos, de hecho si uno mira el mapa
internacional, los puntos calientes en términos militares o bélicos no remiten
a zonas de disputa hídrica, sino más bien por lo que constituye la matriz
energética del capitalismo, que sigue siendo el petróleo, pero sí está habiendo
una intensificación de las tensiones diplomáticas en relación al tema del agua.