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Recursos hídricos en América Latina. Las aguas bajan turbias

Recursos Estratégicos

Entrevista al Dr. en Ciencia Política Emilio Taddei

Ernesto Dufour [ED], docente investigador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” en el marco del lanzamiento del Portal Web “Geopolítica de los recursos estratégicos" entrevistó a Emilio Taddei [ET] sobre recursos hídricos en Argentina. Taddei es Dr. en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de París, es docente e investigador de numerosas instituciones, entre ellas nuestra Universidad, en la carrera Ciencia Política y Gobierno. Investigador del CONICET, integra el grupo de investigación GEAL- Grupo de Estudios sobre América Latina y el Caribe de la UBA, autor de numerosos libros y artículos, entre ellos un trabajo reciente sobre la racionalidad neoliberal en la apropiación del agua.

ET: Hay un fuerte debate respecto de esta cuestión que vos planteas, creo que es necesario para responder a tu inquietud hacer una breve referencia al respecto de cuál es el tratamiento que este bien ha tenido en el contexto de la difusión del proceso de neoliberalización a escala mundial, evidentemente ese proceso del neoliberalización capitalista tiene entre muchos de sus rasgos -pero como un rasgo distintivo- la creciente mercantilización del conjunto de las esferas de la existencia humana. Es decir, el conjunto de las esferas de la vida social y de la naturaleza, de lo que comúnmente llamamos naturaleza para referirnos a el ambiente en el que se desarrolla la vida humana y lo humano, en este contexto de creciente mercantilización, que es un signo distintivo la fase neoliberal y el capitalismo, el agua, los bienes hídricos, han sido objeto desde temprano -yo diría que desde la década de los 70 cuando se abre el ciclo neoliberal- de múltiples y constantes tentativas de mercantilización, es decir, la valorización en términos capitalistas de este bien. Sin embargo el proceso de valorización del agua presenta características singulares, respecto a los procesos de valorización de otros bienes naturales, por ejemplo el oro, o algunos otros minerales, la madera, etcétera ¿por qué? Porque tiene ciertos elementos particulares y característicos, porque a diferencia de otros bienes naturales (yo prefiero utilizar el término bienes para diferenciar un poco la idea de recursos, que viene de la tradición de la economía neoclásica), el agua tiene la particularidad que es un bien natural fluido, es decir no está fijado. Esto dificulta este proceso de valorización mercantil del agua, porque el agua fluye. El proceso de valorización de cualquier bien material supone un proceso de fijación, de limitación territorial de ese bien, esta característica singular de un bien muy singular, porque a diferencia de otros bienes naturales el agua es un bien que tiene otra característica distintiva, y es que es vital, es decir sin agua no hay vida. Entonces esta dificultad de fijar un fluido hace que las estrategias desplegadas para su mercantilización sean muy complejas, en este sentido me parece importante entender la dimensión profundamente política de la paradoja capitalista respecto al agua ¿a qué me refiero? al hecho que el carácter fluido y vital de este bien hace que la potencial mercantilización dependa más de configuraciones espacio-temporales, e históricas, es decir, de relaciones de fuerzas sociopolíticas que de un cálculo económico abstracto. La commodificación del agua, su transformación en un commodity, es sobre todo y ante todo, desde mi perspectiva, un trabajo de interpelación e intervención sobre la sociedad que permita justamente crear las condiciones que hagan posible la racionalización del agua en términos capitalistas. A partir de esta premisa, desde mediados o fines de la década del 70, ha habido un permanente trabajo tendiente a producir esta interpelación, es decir, crear discusiones discursivas y extradiscursivas que permitan legitimar la mercantilización de ese bien. En la década de los noventa se va a condensar una parte de esta estrategia con la difusión de lo que se llama la gestión integrada de los recursos hídricos, que es una construcción político discursiva, que de alguna forma sirvió de paraguas a las estrategias neoliberales de la mercantilización del agua. Es interesante subrayar que la construcción de la gestión integrada de los recursos hídricos supuso el reconocimiento por primera vez del valor económico del agua, cuestión que se planteó en la conferencia Internacional del agua que tuvo lugar en Dublín, en Irlanda en 1992, donde en la declaración final por primera vez se reconoce y se inscribe el valor económico del agua. A partir de ese momento, la conferencia de Dublín constituye un mojón, y el proceso de neoliberalización hídrica se van a desplegar en una serie de estrategias. Para resumirlo, diría que no es casualidad que en forma paralela al reconocimiento del valor económico del agua, por ejemplo en América Latina y en el contexto de la ola privatizadora neoliberal la década de los 90, la mayor parte de las empresas de la distribución del agua van a ser privatizadas. De todas formas la privatización de las empresas de distribución del agua no supone la privatización del bien, la asignación de derecho de propiedad privada sobre el agua.

También hay otro momento importante a nivel mundial, que es ley de aguas que la dictadura chilena aprobó al inicio de la dictadura de Pinochet, e intentó modificar el régimen de propiedad sobre el agua.

Bajo el marco de los principios guía de la gestión integral de los recursos hídricos, en el cambio de siglo y luego del fenomenal fracaso de las privatizaciones que quedó de manifiesto en América Latina, y que generaron importantes movimientos de protesta, esa estrategia de mercantilización hídrica se fue diversificando y complejizando y en paralelo también con la visibilidad que va a cobrar la cuestión de la crisis climática. Surgen impulsados por el Banco Mundial distintos programas, también por un programa de las Naciones Unidas que se llama: Naciones Unidas Agua, pero fuertemente promovido por el Consejo Mundial del Agua (que es una de las instituciones más visibles y poderosas de la gestión del agua por parte de las grandes corporaciones) surge el concepto de inseguridad hídrica, que empieza a cobrar una visibilidad importante en el tratamiento de los recursos hídricos a nivel mundial. La idea de inseguridad hídrica en su formulación dominante tiene como núcleo la cuestión de la escasez de los recursos hídricos, yo creo que evidentemente ha habido un proceso de “agotamiento” entre comillas de los recursos hídricos, pero ese agotamiento está vinculado a una sobreexplotación con las demandas de un patrón de consumo capitalista, es una versión profundamente despolitizante de la cuestión del agua, porque en realidad la idea de escasez hídrica en su formulación dominante tiende a invisibilizar el hecho de que el uso de la mayor parte de los bienes hídricos de agua dulce corresponde a las grandes corporaciones agroalimentarias y qué están ligados a la difusión  un modelo agroindustrial de neoliberalismo qué tiene por premisa no garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos, sino que tiene por premisa la valorización financiera de los alimentos. En este sentido es necesario interpelar críticamente la visión dominante de la escasez hídrica porque si hay un recurso o un bien a nivel mundial que no es escaso es el agua, porque la producción y reproducción del agua depende de un ciclo hidrosocial, donde obviamente entran en juego dimensiones físicas, también entran en juego prácticas sociales que son las que en general se tiende a invisibilizar, per se el agua no es un recurso escaso, en todo caso la escasez del agua tiene que ver con la expansión de un modelo de desarrollo, que es el modelo de desarrollo neoliberal que hace de la sobreexplotación del agua a manos de las grandes corporaciones un problema central en la reproducción de la vida a escala planetaria, y esto aparece hoy más que nunca visible con el tema de la pandemia. O sea, esta relación entre agua, vida y neoliberalismo está hoy absolutamente presente, en el tema de la pandemia, porque una de las formas de resguardar la vida en el contexto de la pandemia de la covid-19 es el acceso al agua para lavarse las manos, para higienizarse y hoy por hoy en este contexto y sobre todo en países como Nuestra América o en países africanos, aparece claramente este proceso de acaparamiento y de concentración de la gestión de los bienes hídricos por parte de las grandes empresas transnacionales. Y en América Latina y en particular en Argentina la cuestión es crucial y va a tender a agudizarse por la prevalencia de un modelo de desarrollo fundado y que tiene como eje articulador el modelo de desarrollo agroexportador, modelo que obviamente está controlado por un grupo muy pequeño de corporaciones transnacionales y de capitales nacionales, funda su reproducción en un uso absolutamente intensivo de los bienes hídricos, por eso es que la problemática del agua empieza a tener una visibilidad y una centralidad en la conflictividad social, no solamente en Argentina sino en el conjunto de América Latina.


                                      El agua en el mundo

 ED: Muy interesante está reflexión porque saca al bien hídrico de la esfera estrictamente ambiental, estrictamente ligada a lo físico natural, y la inserta en el entramado de relaciones de poder y los condicionamientos socioterritoriales y geopolíticos, la gestión y apropiación de un recurso. Y muy interesante la referencia a la necesidad por las características intrínsecas del agua como entidad fluida, la importancia del discursos, sobre todo los discursos de la escasez promovidos por los organismos multilaterales de créditos y ONGs internacionales. ¿Cuál es desde la lógica o desde la perspectiva del neoliberalismo, la importancia de legitimar la idea de escasez?

ET: Hay dos cuestiones que me parecen centrales, que están vinculadas entre sí. La primera tiene que ver con el hecho de que la idea hegemónica de escasez hídrica, al igual que la racionalidad neoliberal en otros campos responsabiliza individualmente a los sujetos por la preservación del bien. Hay todo un andamiaje discursivo construido y muy consolidado en las últimas dos décadas, que tiende a hacer de la escasez hídrica un problema de responsabilidad individual, en torno a esto se configuran las prácticas, los discursos, las políticas públicas tendientes a que la gente ahorre agua en su casa, sin embargo el porcentaje que representa el uso doméstico del agua sobre el volumen total del uso del agua dulce a nivel mundial es ínfimo, es entre el 7 y el 10%. El 70% del uso del agua dulce corresponde a la agroindustria y otros tipos de Industria que han sido objeto de un proceso de concentración de capitales fenomenales, con lo cual el mayor consumo de agua dulce a nivel mundial, (ni hablar en América Latina), está en manos de grandes corporaciones, sin embargo el discurso dominante de la escasez hídrica es un discurso qué tiende a responsabilizar individualmente sujetos del derroche del agua. Dicho esto es interesante ver cómo este dispositivo discursivo tiene una conclusión extra discursiva material, porque ese discurso es el que permite legitimar una de las iniciativas más recientes, que es el empleo de tarjetas racionalizadas para el acceso al agua, prácticas que están presentes, sea por ejemplo con el consumo de la energía eléctrica en nuestro país, donde las empresas regulan el consumo, el acceso al agua, a la electricidad y a otros servicios públicos con la venta de tarjetas, constituye un negocio fenomenal, porque no solamente constituye un adelanto de dinero por un consumo no realizado, sino que esas tarjetas son mecanismos para burlar las regulaciones estatales respecto al precio de los servicios, porque cuando uno accede el consumo del servicio en esas tarjetas termina pagando una tarifa más cara. Señalo esto para ver la relación de un discurso como el de la escasez hídrica, y como esto repercute después en la legitimación de prácticas mercantilizadoras del bien.

ED: Muy interesante, por un lado vemos el aumento de la demanda mundial por el agua que crece mucho más que la dinámica demográfica, entonces los desequilibrios hídricos y la falta de acceso al agua segura por muchos sectores sociales debe encontrarse no en términos de volúmenes absolutos, sino los modos de apropiación ¿Quiénes y para que se apropian el agua? Por otro lado el agua es un flujo, pero al mismo tiempo es un flujo que se cristaliza, porque el agua no está solo presente en los ríos y mares, en el consumo doméstico de nuestras casas sino que se cristaliza la producción de bienes y servicios, es decir, hay un uso intensivo en la utilización de agua para la producción de mercancías.

¿Cómo es la situación de la apropiación del agua y de la desigualdad de países y sectores y de grupos sociales en el acceso al agua en Argentina? ¿El marco normativo actual de la Argentina preserva la condición de derecho humano inalienable? ¿O existen resquicios, existen modalidades por parte de estos grupos transnacionales para burlar el marco normativo y transformarlo en mercancía?  

ET: Yo creo que la situación se ha ido agravando seriamente ¿Cuáles son algunos de los hechos referenciales de este proceso de mercantilización del agua en la Argentina? El primer hecho emblemático es la privatización de las empresas públicas de distribución del agua en la Argentina, también en el marco de las resistencias contra el neoliberalismo, eso de alguna forma fue cuestionado y dio lugar al proceso de renacionalización de AYSA, que es compleja, porque AYSA es un caso emblemático de una empresa cuyo esquema de propiedad fue modificado en el gobierno de Néstor Kirchner, pero por otro lado continúa siendo una sociedad anónima sujeta a toda una serie de condicionamientos por parte del mercado, que no ha permitido erradicar totalmente esta racionalidad neoliberal en la gestión del agua, sobre todo en lo que hace al tema de las tarifas. De todas formas fue muy importante esta modificación que se produjo en la primera década del Siglo XXI  en relación a AYSA, pero paralelamente a esto -y esto es una paradoja del ciclo político progresista en la Argentina y también en otros países-, la  consolidación del modelo del agronegocio conlleva un proceso de acaparamiento fenomenal de los bienes hídricos, porque es altamente intensivo en el consumo de agua, encima es un modelo que tiene como norte la exportación de alimentos, no el desarrollo del mercado interno, ni la garantía de la soberanía alimentaria de nuestro pueblo, esto inclusive es parte de estas estrategias discursivas y extra discursivas del neoliberalismo. De hecho en la época de los 90 empezó a difundirse el concepto de lo que se llama el agua virtual, que es un concepto que remite a el agua incorporada en los bienes que cada uno de los países exportan, esto acompaña este proceso de mercantilización de los bienes hídricos y en ese sentido Argentina es una enorme exportadora de agua, porque el modelo de desarrollo económico en la Argentina reposa esencialmente en la exportación de comodities, y todos esos comodities que nosotros producimos son altamente intensivos en el consumo del agua, ya sean los commodities agroindustriales o los commodities minerales y ahora por ejemplo, la extracción de petróleo y de gas no convencional, que supone en Vaca Muerta una utilización fenomenal de recursos hídricos para poder extraer el petróleo y el gas, esta es una de las paradojas de lo que podríamos llamar la experiencia neodesarrollista en la Argentina, que promueve un modelo de desarrollo que entre otras cuestiones hay un uso intensivo absolutamente de los bienes hídricos y por lo tanto un acaparamiento por parte de las empresas de esos sectores que controlan el proceso de apropiación privada y mercantilización del agua. Tiene múltiples facetas y hay una de la cual me gustaría referirme porque tiene una enorme actualidad y que refiere al tema de los ríos, porque una de las prácticas que también se ha expandido a nivel internacional es lo que se llama el water graving, es decir el robo de agua dulce por parte de empresas de los países centrales, que mandan buques a las grandes vías navegables del mundo pero en particular del Tercer Mundo a cargar agua en barcos reservorios, ese agua después se saca y se vende, se comercializa. El caso del Río Paraná es un caso emblemático porque justamente producto de las políticas neoliberales de desregulación y la invención de esto que ahora se llama hidrovía Paraná, ha habido denuncias de robo de agua dulce, no hay ninguna capacidad regulatoria, ningún control por parte del Estado argentino respecto de esta práctica, lo mismo que sucede con la pesca en el Océano Atlántico, aunque lo de la pesca ha tenido mayor visibilidad, pero lo del tema del robo de agua no tiene visibilidad y sin embargo es una práctica corriente. Entonces el tema del fin de la concesión de la hidrovía no solamente guarda importancia en relación a la capacidad del estado de reapropiarse de los mecanismos de control de una parte de las rentas agroexportadoras, sino que también remite a la necesidad de poner un freno de pillaje de los bienes hídricos. Para resumir tu pregunta la situación en la Argentina acompaña un poco la situación latinoamericana y tiene que ver con la consolidación del modelo de desarrollo extractivista exportador, en general en todas las ramas más importantes de las prácticas extractivistas es altamente dependiente de la sobreexplotación de los recursos hídricos.

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ED: Es notable lo que estás contando porque si uno analiza los indicadores de disponibilidad per cápita en América Latina respecto de los países desarrollados, fundamentalmente Europa, hay una fenomenal disponibilidad medida por habitante en nuestro continente, a diferencia de aquellos países que hacen ese uso intensivo dentro de la lógica mercantil capitalista del agua, los argentinos y latinoamericanos no somos conscientes de los enormes bienes hídricos que disponemos, lo damos como un dado de la naturaleza, sin percibir la voracidad en disputa que existen sobre esos mismos bienes nuestroamericanos por parte de otras latitudes. Hiciste referencia a la mal llamada hidrovía de la Cuenca del plata y pensé inmediatamente en el acuífero Guaraní ¿Cómo es actualmente, si tenés alguna referencia que nos puedas compartir, el modo de gestión o de gobernanza? ¿Los términos introducidos en la lógica discursiva del consenso de Washington respecto de la gestión ambiental del acuífero?

ET: en primer lugar señalar la importancia que tiene el acuífero Guaraní a nivel mundial como reservorio de agua dulce, es la tercer reserva mundial de agua dulce y es un territorio que está compartido por tres países, que son Argentina Brasil y Paraguay, señalo esto para entender el interés estratégico que tienen los capitales transnacionales en el acceso en el acuífero Guaraní, las aguas del acuífero Guaraní hacen de este territorio un territorio estratégico para la biodiversidad latinoamericana y que está situada en el corazón de la Cuenca del Plata, hay que pensar que de alguna forma alberga las cuencas del Río Paraguay del Río Uruguay del Río Pilcomayo y del Río Bermejo entre otros. En 2003 y en el contexto de una fuerte presión internacional y estadounidense los países del Mercosur acordaron la financiación de un proyecto para realizar un relevamiento del acuífero, este relevamiento quedó en manos de la OEA y del Banco Mundial, dos instituciones de las que no hace falta resaltar mucho el papel siniestro en relación a los procesos de integración en nuestra América. Este proceso de relevamiento se llama proyecto Acuífero Guaraní y tiene por objetivo la intención de poner a punto un plan de gestión del sistema del acuífero Guaraní, el problema es que en ese acuerdo hay una utilización del término soberanía que es complejo, porque es una concepción transfronteriza que termina limitando la capacidad de los estados nacionales de controlar ese proyecto y justamente bajo esta lógica el Banco Mundial y la OEA preparan un rediseño jurídico para permitir una administración del sistema del acuífero Guaraní con la participación de los organismos internacionales.  Esto es un problema muy serio porque es parte de ese proceso de "internacionalización" capitalista de los bienes hídricos, a esto hay que sumarle otra cuestión que es todavía más terrible, que es la devastación vía incendios de los humedales del acuífero, tengamos presente que toda esa cuenca y todo el ecosistema que alberga esa cuenca, está siendo incendiado desde prácticamente un año y medio o dos años, esa franja ignífuga va desde el sur del Mato Grosso en Brasil hasta el Delta del Tigre, con esto no estoy diciendo que son los estados provinciales o el estado nacional en Argentina el que está incendiando, es evidente que quienes están prendiendo fuego a los humedales son intereses o capitales privados que intentan avanzar sobre esos territorios, con el fin de desarrollo de agricultura, desarrollo inmobiliario, etcétera. Lo menciono porque las consecuencias de esos incendios inciden directamente en los equilibrios ecológicos de los humedales y afectan el ciclo hidrosocial de los humedales. Fíjate que cada vez hay más bajas del Río Paraná, esto hay que entenderlo en el contexto de esta enorme agresión que están sufriendo los ecosistemas de la Cuenca del Plata con los incendios de los humedales.


Paisajes del Acuífero Guaraní

ED: Amerita una reflexión, cómo esos procesos que se desarrollan todos en las zonas de carga del acuífero impactan vía sedimentación, lo cual afecta el caudal de los ríos, etcétera. Podríamos agregar también el uso intensivo del glifosato, que eso se sedimenta en las zonas de carga del acuífero y la reflexión sobre cómo los organismos internacionales, con sus lógicas e instrumentos, en reemplazo de los estados nacionales aprovechan la brecha del carácter transfronterizo de la Cuenca del acuífero para meter su cola. Qué notable, porque so pretexto a los estados por su lógica de estadocéntricas, estatalista de patria chica, se les dificulta esa gestión, y ese es el fundamento para la intervención de los organismos internacionales. Pensaba cuán potencialmente fecundo sería para el eventual relanzamiento de los procesos de integración, un giro territorialista, un giro que incorpore la gestión, la apropiación mancomunada de los bienes que compartimos.

¿Cómo es la situación del acceso al agua segura en los barrios de la Argentina? ¿Cómo es el conflicto urbano por el acceso al agua en los barrios populares? ¿Ya existe en Argentina el uso de las tarjetas de uso medido que hiciste mención?

ET: En relación al tema del acceso al agua y el acceso al saneamiento del agua, ahí hay una cuestión a señalar y que es muy evidente, el período 2004-2005 a 2015, que corresponde al ciclo kirchnerista en la Argentina, estuvo marcado por una enorme, intensa y regular actividad en la expansión del sistema de saneamiento de agua en los barrios populares, así como señale algunos formulamientos críticos, esto es necesario remarcarlo y señalarlo, porque es la materialización de la expansión de un derecho que tuvo lugar en ese período, estuvo ligado a la concepción de una política económica que tenía en la expansión de la obra pública el eje de una mayor dinamización del mercado interno, este es un dato inapelable. Esto combinado con una política tarifaria donde el estado tuvo mayor intervención en el control de las tarifas públicas, hace que sin lugar a dudas las políticas de infraestructura y de saneamiento de agua potable durante los tres gobiernos kirchneristas tuvieran una expansión. El contraste con la trágica experiencia del período macrista es notable, porque no solamente hubo una paralización de todas las obras, particularmente en el conurbano y en el conurbano sur de Buenos Aires, sino que al mismo tiempo producto de la especulación inmobiliaria, hubo un proceso de concentración del consumo de agua urbana en beneficio de los ricos, de los poderosos que controlan y comercializan en suelo urbano, en los countries, en los barrios cerrados. El contraste es enorme, esto quedó en evidencia con la difusión de la pandemia, porque vino a poner de manifiesto este retroceso que vivimos durante la gestión del gobierno de Juntos por el Cambio; la situación es crítica, hoy un caso emblemático es el de la ciudad de Buenos Aires donde en las villas y asentamientos murió gente por falta del acceso al agua potable, porque se contagió covid. Hoy en el difícil contexto que atravesamos hay una voluntad política de retomar el tema de la ampliación de la red de saneamiento y de acceso al agua potable, pero vuelvo a reiterar, si esa política que podríamos identificar como welfarista, y está muy bien, si no es complementada con políticas públicas que permitan retomar el control estatal y comunitario de nuestros bienes hídricos tiene patas cortas, porque vos podés tener la red de saneamiento, pero si el agua que circula ahí es poca, o está contaminada con glifosato, con Mercurio y con todos los insumos que utilizan las grandes empresas exportadoras, va a servir de poco, porque la gente se va a seguir enfermando, se va a seguir contaminando. Me parece que acá hay una cuestión que es central, que es la necesidad de promover la reapropiación comunitaria de los usos hídricos y esto necesariamente supone abrir el debate sobre el modelo de desarrollo vigente, porque una práctica democrática y comunitaria sobre la gestión del agua va a poner en evidencia esta sobreutilización de los recursos o de los bienes hídricos por parte de los grandes capitales y esto se vincula con la discusión sobre el modelo agroexportador, que a su vez se vincula con el problema del modelo económico y la disponibilidad de divisas como uno de los talones de Aquiles del modelo de desarrollo económico y social en la Argentina. Lo que sí creo que es positivo, es que esta situación de crisis que se ha venido visibilizando cada vez más en relación a los bienes hídricos, también generado en el marco de las mejores tradiciones de los sectores populares en la Argentina, procesos de lucha y de resistencia, como por ejemplo las asambleas en defensa de los humedales, en la resistencia anti minera en Chubut, en las coordinadoras en defensa del agua potable en el conurbano sur, etcétera. Entonces creo que si bien la situación es crítica, y va a tender a agravarse sino empiezan a discutirse estas cuestiones, discusiones que aparecen en el marco de los procesos de resistencia social contra lo que podemos referir en términos generales contra los procesos de mercantilización del agua en la Argentina, esto creo que es un hecho auspicioso, no quiero ser tan pesimista, hay una gran capacidad de conciencia ambiental en términos populares en la Argentina que viene emergiendo ya desde hace una década, o una década y media y se ve reforzada. Me parece que los desafíos que plantea la pandemia de alguna forma actualizan estos debates y estas resistencias.

ED: Muy interesante esta reflexión última sobre la importancia de la conciencia ambiental y que está inserta en nuestras tradiciones populares, con intensidad en estos últimos años, pero también podemos remontarnos por ejemplo  a las reflexiones de Juan Domingo Perón con respecto a la importancia ecológica a principios de los años 70 o incluso antes.

Elsa Bruzzone, especialista en el tema, habla de las Guerras por el agua ¿Cuál es el rol de los recursos hídricos en la actual disputa por la hegemonía del comando mundial del orden globalizado entre China y Estados Unidos? ¿Puede haber guerras por el agua?

ET: Es un tema polémico, porque en un momento, sobre todo hacia fines de la década de los 90, primera década del siglo XXI, hubo una producción muy grande de estudios y de literatura en torno al tema de las Guerras por el agua y es evidente que la centralidad que tienen los bienes hídricos es un componente decisivo en las tensiones geopolíticas y en el proceso de reacomodamiento de la geopolítica mundial. De hecho hay conflictos importantes que inclusive se remontan a periodos históricos anteriores a la difusión del neoliberalismo, como es por ejemplo el conflicto entre la India y Pakistán por el Río Ganges, pero ese conflicto tiene que ver con la división poscolonial esos territorios. Yo creo que por lo menos en los últimos años enfrentamientos bélicos por el agua no ha habido, sí una creciente incidencia de esta temática en las relaciones diplomáticas, en las relaciones comerciales, pongo un ejemplo: uno de los conflictos más resonantes últimamente entre dos estados por el tema de los bienes hídricos ha sido el conflicto entre los Estados Unidos, particularmente el estado de California y México, porque bajo el gobierno de Peña Nieto México tomó un crédito de Estados Unidos en el cual se comprometía a reembolsar una parte de ese crédito con la exportación de agua. Cuando asume López Obrador se vencían los plazos establecidos por ese convenio y López Obrador tomó la decisión de que había que cumplirlos y eso supuso que muchos estados mexicanos tenían que exportar agua, muchos de los gobernadores se negaron, se generó toda una tensión, pero eso no derivó en un conflicto armado, yo personalmente no creo que las guerras, o los enfrentamientos armados sean abiertamente por los recursos hídricos, de hecho si uno mira el mapa internacional, los puntos calientes en términos militares o bélicos no remiten a zonas de disputa hídrica, sino más bien por lo que constituye la matriz energética del capitalismo, que sigue siendo el petróleo, pero sí está habiendo una intensificación de las tensiones diplomáticas en relación al tema del agua.